Planifica el mañana hoy

Mirando hacia el futuro y entendiendo el poder de las banderas rojas

by Raquel Rivera Torres

C

on el tiempo, durante el primer mes de cada año, realizo lo que muchas personas consideran una especie de ritual. Para mí, este proceso es parte de un viaje significativo y es uno de los mejores regalos que decido darme: el de separar un tiempo para planificar la agenda del año.

Establecer tiempo para alejarse de la locura cotidiana es un ejercicio crucial. Piénsalo, si hacemos ese tipo de ajuste para nuestra familia, el trabajo, la iglesia, las asociaciones profesionales y nuestra comunidad, ¿por qué no hacerlo para nosotros? Dedicar este espacio me asegura tener suficiente tiempo asignado para este proceso, concentrarme en mis objetivos y mantenerme inspirada para continuar adelante.

Preparando el escenario
En enero del año pasado saqué tiempo para desarrollar mis resoluciones de Año Nuevo, incluyendo la creación de un plan de marca personal para el año, así como reflexionar sobre los nuevos proyectos que quería emprender o finalmente concluir durante los próximos 12 meses. Para añadirle emoción a mi proceso, siempre procuro comprar libretas, marcadores y planificadores nuevos. Incluso, el año pasado me registré para asistir a un seminario web sobre planificación exitosa y la nueva tendencia del bullet journaling.

Gran parte de este proceso incluye establecer prioridades, identificar logros y establecer metas. De esta manera tendrás las mejores opciones para para obtener resultados positivos.

Trato siempre de buscar maneras de que mi viaje sea aún más extraordinario. Una de ellas es escogiendo a alguien inspirador o a quien admire para que sea parte de mi proceso de planificación. Por ejemplo, el año pasado, desarrollé un tablero de visión o vision board con algunas amigas. Nunca lo había hecho antes; sin embargo, el resultado fue una representación pictórica de cómo quería que fuera mi año, y hacia dónde quería que fuera mi aventura. Fue realmente motivador. Recibí excelentes ideas de mis amigas e incluso, durante el proceso, descubrí cosas nuevas sobre mí. Después de completar el viaje, me sentí re-energizada para el nuevo año. Es un proceso fascinante que requiere análisis genuino, introspección, visión y optimismo.

Trazando un camino personal

Gran parte de este proceso incluye establecer prioridades, identificar logros y establecer metas. De esta manera tendrás las mejores opciones para para obtener resultados positivos. Y, por muy necesario que sea saber lo que quiero lograr, es de suma importancia identificar de manera proactiva tres señales de alerta, que pueden distraerme o desviarme de mi propio plan.

Para simplificar las cosas y ayudarme en esta búsqueda, divido mi atención en varias áreas claves:

  • Primero, los mentores y patrocinadores que necesito a mi lado;
  • Segundo, la importancia de compartir conocimientos y aprender de los demás;
  • Tres, mantener un alto nivel de curiosidad;
  • Cuarto, nunca dejar de aprender.

La magia de la mentoría

Siempre había oído hablar de la mentoría, pero no necesariamente entendía muy bien el impacto que este acompañamiento generaba tanto en el mentor y como en el aprendíz o el mentee. Según la revista Forbes, el 76% de las personas cree que los mentores son esenciales. Sin embargo, solo el 37% de las personas actualmente tienen un mentor. Estos números reflejan cómo me sentía al principio. Estaba enfocada en convertirme en mentora y buscaba cualquier oportunidad para aprender a convertirme en una. Sin embargo, como parte de este nuevo proceso de planificación, descubrí cuánto un mentor podría impactar mi plan. Sabía que, para convertirme en mentor, necesitaba añadir (y aceptar) un mentor en la ecuación.
Según la revista Forbes, el 76% de las personas cree que los mentores son esenciales. Sin embargo, solo el 37% de las personas actualmente tienen un mentor. Estos números reflejan cómo me sentía al principio.

Ten presente la diferencia entre un mentor y un patrocinador. Un mentor responde preguntas y ofrece consejos, mientras que un patrocinador utiliza sus conexiones para abogar por empleados más jóvenes o con menos experiencia y participa activamente en el crecimiento de su carrera. Afortunadamente, he tenido grandes patrocinadores y estoy genuinamente agradecida por su contribución. Sin embargo, en esta etapa de mi carrera (y de mi vida), entendí que convertirse en un mentee tiene recompensas únicas y especiales. ¿Por qué? Bueno, una de mis actuales mentoras fue mi jefa en el comienzo de mi carrera (les recomiendo que lean su artículo de STRIVE “El poder de la pausa”). Hemos desarrollado una relación extraordinaria llena de respeto, franqueza y honestidad. Ella me ha guiado, alentado y ayudado a manejar algunas banderas rojas y navegar situaciones desafiantes. Ella aprovecha su experiencia para agregar un nivel más profundo de análisis e introspección a mi crecimiento personal. Al mismo tiempo, abre nuevas ventanas de conocimiento, conexiones y oportunidades. Soy verdaderamente bendecida de contar con ella.

La importancia de compartir conocimiento
Desde hace más de un año me desempeño como consejera docente del capítulo de PRSSA de la Universidad del Sagrado Corazón, además de mi rol como profesora de relaciones públicas durante los últimos 11 años. Durante ese tiempo y los cientos de estudiantes que he conocido, he aprendido el impacto que tiene compartir mis experiencias con mis estudiantes. Si bien el propósito principal es ayudar a dar formar su rol como líderes, ese intercambio también me ayuda a crecer y a convertirme en un mejor planificador y estratega.
Como líderes, debemos alentar y ayudar a esta nueva generación a que sean parte de una conversación mucho más rica y diversa al desarrollar sus posturas, compartir sus opiniones y puntos de vista.

Trabajar con este equipo de jóvenes, futuros profesionales de las relaciones públicas, me mantiene llena de energía. Me encanta su optimismo y entusiasmo por lograr grandes cosas. Aun así, mi rol como líder y profesora es también ayudarlos a mantener sus pies en el suelo e identificar proactivamente desvíos y desafíos. Y, en el proceso, yo también aprendo.

El semestre pasado, en uno de mis cursos, incluí un ejercicio en el que los estudiantes se dividían en equipos, trabajando en el mismo problema para el mismo cliente, pero enfocado a diferentes audiencias. Sus discusiones estuvieron llenas de aprendizajes mientras descubrían diversos puntos de vista. Desarrollaron media docena de planes llenos de excelentes ideas y recomendaciones que hicieron que el plan maestro fuera mucho mejor y más sólido. Paralelamente, fueron protagonistas de una maravillosa lección en la que, a través de ese proceso, entendieron cómo evitar esos obstáculos o banderas rojas que podían desviarlos de su plan. Como líderes, debemos alentar y ayudar a esta nueva generación a que sean parte de una conversación mucho más rica y diversa al desarrollar sus posturas, compartir sus opiniones y puntos de vista.

Sigue haciendo preguntas

Curiosidad. Un gran activo para todos los comunicadores. Según el diccionario, curiosidad significa un fuerte deseo de saber o aprender algo. En todos estos años como estratega de comunicaciones, aprendí que los profesionales de las relaciones públicas son parte del grupo que hace preguntas difíciles, esas que la gente prefiere evitar. En ocasiones, parte de nuestro trabajo es manejar el elefante en la habitación para que nuestros mensajes sean más precisos y efectivos.

El presidente Obama dijo una vez que hacer preguntas “no es una señal de debilidad, es una señal de fortaleza. Muestra que tienes el coraje de admitir cuando no sabes algo y de aprender algo nuevo”.

Al desarrollar tu plan anual, la curiosidad debe estar activa. Es el mejor momento para hacer todas esas preguntas, incluso las que crees que son irrelevantes o aquellas para las que no tienes la respuesta.

  • ¿Existen circunstancias, personas o proyectos que puedan desviarme de este plan?
  • Cuando finalice este proyecto, ¿cómo te gustaría que la gente describiera tu rol?
  • ¿Tienes un resultado claro como parte de tus objetivos?
  • ¿Has desglosado los entregables específicos para medir tu éxito?
  • ¿Es este el año para lograr este objetivo o para comenzar la implementación con la fase uno?
  • ¿Tengo las habilidades o el conocimiento que necesito?
  • ¿Quién puede guiarme o animarme?
  • ¿Qué pasa si no logro esta meta este año?

Los líderes nunca dejan de aprender

Me considero una aprendiz o estudiante natural. Para mí cada oportunidad de descubrir y acceder a nuevos conocimientos no tiene precio. Sin embargo, también he encontrado mis fortalezas y aquellas áreas donde mis capacidades o el tiempo disponible para aprender podrían mejorar.

Además de siempre buscar talleres, seminarios o webinars, he decidido agregar un proceso formal para identificar expertos (mejor conocidos como Subject Matter Experts o SMEs). El proceso lo he denominado networking intencional. Cada punto de contacto que tengo con colegas, estudiantes o compañeros de trabajo es una oportunidad para conectarme con un SME. Es importante no limitarse a las interacciones relacionadas con el trabajo. Tal vez encuentres un gran socio en esa reunión de la Asociación de Padres y Maestros de la escuela de tus hijos.

Como joven puertorriqueña profesional, educadora, líder en mi comunidad y mentora de estudiantes, he aprendido a identificar, analizar y sopesar tantas soluciones disponibles como sea posible para los problemas o situaciones que se me presentan. Mi optimismo me ayuda a enfocarme en lo que quiero lograr, alejándome así de los pensamientos que puedan limitarme.

Me considero una aprendiz o estudiante natural. Para mí cada oportunidad de descubrir y acceder a nuevos conocimientos no tiene precio.
Confieso que mi mejor cumpleaños -al menos hasta ahora- ha sido el año en el que cumplí 30. Ese año tuve lo que yo le llamo un aha-moment o un momento de la verdad. Descubrí lo que quería hacer en varias áreas de mi vida, pero, lo más importante fue que descubrí y entendí lo que no quería hacer. Eso aplicaba a las relaciones, el trabajo, la familia y el hogar. Ahora, miro hacia atrás y estoy agradecida por ese momento esclarecedor porque me convirtió en una mejor líder, esposa, madre, hija y mentora. Una que se inspira en el futuro y que está lista para manejar con éxito los desafíos que se avecinan.

Cuando comparto mis experiencias con aprendices y colegas, nunca dejo de mencionar que he aprendido de mis éxitos y fracasos. Al sopesar ambos, he adquirido una gran cantidad de conocimiento sobre situaciones, naturaleza humana, audiencias, cultura corporativa y, sobre todo, acerca de mí. Puedo decir con firmeza que hoy soy dueña de mi proceso de aprendizaje y, al hacerlo, de mis experiencias de vida.

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Raquel Rivera Torres es una profesional licenciada en relaciones públicas que lidera la estrategia y los esfuerzos de comunicación en toda la familia de empresas del Grupo Ferré Rangel. Es miembro activo de la PRSA y expresidenta de la Asociación de Profesionales de Relaciones Públicas de Puerto Rico. Actualmente enseña relaciones públicas en la Universidad del Sagrado Corazón en San Juan y es asesora docente de su capítulo PRSSA. Ha recibido múltiples premios por campañas de relaciones públicas, esfuerzos de comunicación interna y eventos especiales. En 2017, fue reconocida como Profesional de Relaciones Públicas del Año.

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